Por Juan Tomás Valenzuela
La renuncia irrevocable
que revocó Saladín
casi ocasiona un motín
por díscola y por inviable.
La posición invariable
que tan rápido varió,
lo único que logró
fue atizar más la candela
donde hierve la cazuela
del Partido de Juan Bó.
La declaración aviesa,
imprudente y desfasada,
desde el tribunal de alzada
de este juez perro de presa,
tomó a todos de sorpresa
en el pleno de la Junta,
en quien maneja la yunta,
en la gente del senado,
en el Palacio, el prelado
y hasta en la planta de Punta.
La renuncia irrevocable
que duró 15 minutos,
desempolvó a un sustituto
que es mucho menos confiable.
El presidente “honorable”
de la Junta Electoral,
no perdió tiempo en llamar
al señor Lino Martinez,
secuáz de los sayayines
de este fraude tán vulgar.
Ahora, pá bajar el pulso,
el señor César Castaños,
después de mostrarse uraño
por ante tanto repulso,
promete un nuevo recurso
con lo del conteo manual,
para con esto engañar
de nuevo a los de Leonel,
además de complacer
a quien lo pone a cobrar.
Juan de los Palotes
10 octubre 2019